Mi persona
Me llamo Marek Schmidt. Nací el 14 de junio del año 1956 a las nueve en Gdynia.
Mi madre Irena, enfermera de profesión, en los tiempos de Stalin fue detenida, torturada y encarcelada sin sentencia. Su historia recuerda los imágenes de la película „Interrogatorio”. Luego fue rehabilitada, pero nunca recuperó la salud pérdida. No estaba capaz ni de trabajar ni de criar a mi y a mis hermanos pequeños. Se ocuparon de nosotros mis abuelos, los padres de mi madre, que a pesar de lo difícil que era por sus capacidades físicas, psíquicas y materiales, intentaron a cuidarnos de manera mejor posible. Cuando tenía 14 años murió mi abuelo y entonces nos encontramos con mi hermano en un Orfanato público.
Cuando cumplí la madurez, a los18 años, terminó mi estancia en el ‘depósito’ y me sentía abandanado a mí mismo sin idea cómo y para qué vivir. Entones, me reclutaron para dos años. Después de haber hecho el servicio militar, empecé a trabajar en los barcos polacos de pescaderos y luego bajo banderas extranjeras. Así llegué a Hamburgo donde vivo y trabajo hasta hoy en día. Llevo una vida totalmente normal.
Mi historia con la cura empezó por pura casualidad. Un día mi compañero de trabajo me contó sobre la enfermedad de su hija, a la que descubrieron un tumor de cerebro, por lo cual veía doble a un ojo, sufría de dolores de cabeza horribles, paresia de una mano y músculos de mejilla. Me preocupó mucho su desgracia, ya que tengo dos hijos y pude enetender su dolor. Muchas veces volvía en mis pensamientos a nuestra conversación, rezaba intensivamente por la salud de la chica, pues en aquel entonces era lo único que podía hacer.
En aquellos tiempos ya me interesaba la ‘transmisión de Energía’ y su aplicación en el tratamiento de distintos padecimientos, leía mucho sobre este tema. Mucha gente me había dicho antes que en mi presencia soportaban mejor sus dolores, y en el caso de algunos cesaban completamente. A pesar de que algunos me decían directamente que en el contacto conmigo sentían corriente y que probalemente tenía capacidad de curar, yo lo trataba de forma bastante escéptica. No obstante la historia de mi compañero no me dejaba en paz y aunque no me las prometía felices, decidí a intentar a ayudar a su hija. Rompí mi propia inseguridad e incertidubre. De común acuerdo, decidí a llevar a cabo tres pruebas de ‘experimento’. Acordamos que nos olvidaríamos del asunto en el caso de fracaso.
Durante la primera reunión, sin tener otra idea, di la mano a la chica, poniendo la otra encima. Después de un minuto comprobé que no pasaba nada.
Durante la segunda prueba tenía mis manos a unos dos cm encima de su cabeza. Lo que sentí en aquel antonces es díficil a escribir. Sentí fuerte hormigueo en las manos, y como si pasara corriente por mi cuerpo. La chica estaba sentada como si hubiera sido hipnotizada, todo duró unos tres minutos. Me sorprendió la situación como también mi debilidad física que sentía.
Al día siguiente el compañero me informó que su hija por primera vez desde hace tiempo durmió tranquilamente durante la noche y que se retrocedó la paresia de la mano y de la mejilla.
Desde aquel momento empecé a transmitir de forma regular la Energía, lo que mejoró y estabilizó su estado de salud.
La chica hasta hoy en día se siente bien. La mejora, claro está, no es sólo mi mérito sino también de los médicos que la curan.
Las experiencias tan fuertes cambiaron mi vida.
Experimenté una fantástica posibilidad de ayudar a los enfermos, lo que siempre había querido hacer. Este don de Dios o de la Naturaleza me gustaría ofrecerlo a todos quienes quieran recibirlo. No tengo intención a enriquecerme por este motivo. Repitiendo las palabras de Juan Pablo II „El Rico no es quien posee, sino él quien da.”
Desde aquel acontecimiento ha pasado mucho tiempo y he auydado a mucha gente. Eso demuestra que la Energía divina existe y auyda a los enfermos a activar las fuerzas, que llevan a la curación. Creo profundamente que todos que entiendan bien las palabras a continuación, expresadas por Juan Pablo II – Karol Wojtyla, recuperarán completamente la salud y vivirán muchos años.
‘La civilización verdadera no se basa en la fuerza, sino es el fruto de la victoria sobre sí mismo, sobre fuerza de injusticia, egoismo y odio, que están capaces de deformar la verdadera cara de ser humano.’
Toda el género humano va por el camino de purificación, pero muchas veces se olvida de que sólo el amor al prójimo es el factor más curativo de todos. Todos somos hijos de la Naturaleza y como Energía constituimos la totalidad, debido a lo cual existe la posibilidad de completarse mutuamente. A través de un análisis personal de nuestro comportamiento y su cambio positivo, nos abrimos al flujo libre de la Energía curante.
Hay mucha cosas entre el cielo y la tierra que no conocemos y no estamos capaces de comprender y aunque la ciencia sigue descubriendo, algunos fenómenos no los profundizaremos nunca.
A los que les guste ampliar su consciencia ref. a la Energía, les recomiendo el libro de Barbara Ann Brennan titulada: ‘Las manos llenas de la luz’.
Sigo perfeccionando mis capacidades y buscando nuevos métodos de auyda a la gente enferma.
En el año 2008 conseguí un documento que confirma que soy curandero reconocido según las directrices de la Central de Curación Espiritual de una asociación registrada (Diploma en ‘Fotogalería’).
Comparto la tesis de Albert Einstein que ‘Vale la pena vivir úmicamente la vida que dedicamos a los otros’.
Lo mismo pensó Bruno Gröening – curandero y vivo ejemplo de dicha tesis.
Soy miembro de la Asociación Alemana de Curanderos y como tal estoy obligado a observar el código moral de la asociación, él gue prohibe a sus miembros, entre otros, el uso de artículos de revistas o cartas de agradecimiento recibidas de los pacientes a efectos publicitarios.
Pueden ponerse en contacto por teléfono, o bien concertando una visita a domicilio o en el hospital.
Saludos
Marek Schmidt